Heldenmarkt en Berlin

El pasado fin de semana estuvimos en el Heldenmarkt («mercado de héroes») en Berlin. En esta feria anual se presentan todo tipo de productos y servicios «sostenibles»: desde bancos como Triodos, GLS, Umweltbank, hasta empresas de café ecológico y de comercio justo, pasando por ropa, cremas e incluso coches eléctricos para compartir.

Además de la clásica presentación de productos, de forma paralela se desarrolla un programa de charlas y talleres. He escrito esta entrada en el blog, porque os quiero hablar de una de las conferencias en las que estuve.

Letrero del «mercado de héroes»

La charla que os comento fue conducida por Michael Kopatz, autor del libro «Ökoroutine» (rutina ecológica), en el cual defiende la idea de que para avanzar hacia una sociedad más sostenible, hay que dirigirse a «cambiar las estructuras y no a las personas». El fundamento de esta propuesta reside en el hecho de que para la mayoría de las personas y para las empresas, es muy difícil cambiar de manera espontánea de costumbres, sobre todo, si ello implica algún tipo de molestia, incomodidad o desventaja. Resulta todavía más difícil cuando tenemos la percepción de que es muy probable que los demás sigan actuando como hasta ahora. Colectivamente queremos proteger más el clima, individualmente nos cuesta dar el primer paso.

Ejemplo: ¿por qué he de volar en avión mucho menos, aunque sea muy contaminante, si los demás van a seguir volando igual o más? Sería más realista no aumentar más el número de despegues y aterrizajes de un aeropuerto, o no construir una segunda o tercera pista, si decidimos que es necesario no seguir aumentando el tráfico aéreo para cumplir los compromisos climáticos. Siguiendo con un ejemplo de transporte: es más efectivo que algunas ciudades europeas ya hayan anunciado que la circulación de coches diésel en sus calles estará prohibida a partir de una determinada fecha en los próximos años, que esperar a que la industria automovilística deje de fabricar los coches diésel de manera voluntaria. Inclusos algunos países como Noruega, quieren prohibir la venta de vehículos con motores diésel y gasolina a partir de 2025.

Según Kopatz, los estándares de la Union Europea han conseguido que en muchos ámbitos se hayan producido cambios, que por sí solos y de manera voluntaria, las empresas nunca hubieran realizado. Por ejemplo: muchos aparatos electrónicos, cuando aparentemente estaban apagados, consumían en el modo «stand-by» hasta 30 w. Actualmente hay una normativa de la EU referente a los mismos, que establece un límite de consumo en 0,5 w cuando están en Stand-by, y más de 500 millones de ciudadanos europeos se benefician de este ahorro energético, el cual no hubiera sido nunca posible sin esta normativa europea.

Con el tabaco y fumar podemos describir otro ejemplo. Durante años se ha intentado mediante campañas, cada vez más agresivas, intentar convencer a los fumadores de que estaban perjudicando su salud y la de los demás. Apenas se redujo el consumo de tabaco. El punto de inflexión se produjo cuando se prohibió fumar en los centros de trabajo y en los bares.

Dr. Michael Kopatz

La política ha de establecer la dirección, en forma de estándares y normativas, y los ciudadanos han de exigir de los políticos que hagan este trabajo. Naturalmente habrá quien critique que este enfoque resulta demasiado dictatorial, sin embargo usemos los coches para intentar justificarlo. Ponerse el cinturón de seguridad es obligatorio y está penado con una multa en caso de no hacerlo. Es una norma que beneficia en primer lugar a la persona que la cumple, ya que protege su integridad física en caso de accidente, y en segundo lugar reduce los costes sanitarios al producirse menos heridos, o de menor gravedad. Habrá quien diga que esta ley invade la libertad del individuo, de decidir si se pone el cinturón o no, pero no se podrá negar que redunda en un incalculable beneficio social.

Dos mensajes de Michael Kopatz: innovaciones socio-culturales y cambio de las estructuras.

Si lo aplicamos al mundo del deporte, concretamente a la organización de eventos deportivos: ¿cuántos organizadores están dispuestos a preparar un evento teniendo en cuenta los aspectos sociales y medioambientales? En principio pienso que bastantes, aunque a la hora de la verdad no es tan fácil. Si por ejemplo un organizador de Maratones quiere reducir al máximo la cantidad de basura que genera su evento, pero llega un patrocinador que le regala 10.000 bolsas de plástico y otro 20.000 botellines de agua para repartir entre los corredores…¿En cuántos casos está dispuesto a renunciar a este patrocinio en especies para cumplir con su objetivo? ¿No sería más efectivo que la federación deportiva pertinente exigiera el cumplimiento de una serie de requisitos mínimos de protección medio ambiental, como por ejemplo el no reparto de bolsas de plástico a cada participante? ¿Sería esto demasiado dictatorial? ¿Es mejor regular desde fuera o confiar en la autorregulación? Al menos, Michael Kopatz lo tiene claro.

Me gustaría mucho saber qué opináis sobre este tema. Por favor dejar vuestros comentarios abajo:

 

 

 

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