En el año 2011 la estación de esquí tirolesa de Sonnenplateau Mieming tuvo el valor de apostar por un turismo invernal más sostenible y desmontar los remontes de su estación de esquí. Tras muchas discusiones, finalmente se impuso la idea de posicionarse como lugar de tranquilidad, alejado del circo de las tradicionales estaciones de esquí, y orientarse principalmente a familias y a amantes de la naturaleza.
Hay que decir también, que el mantenimiento de los remontes suponía anualmente un lastre económico de unos 200.000 euros para el municipio y para la asociación turística, y estaban tan obsoletos que se requería una inversión de unos 5 millones de euros para su renovación*. Además, con un cambio climático llamando a la puerta, la cifra global de esquiadores estancada desde hace años y la dura competencia con las macroestaciones de esquí, que cada vez amplían más sus dominios, era el momento de buscar una nueva estrategia turística. Aunque todo esto no quita mérito al valor de salirse del tradicional paradigma establecido: ¿una estación de esquí tirolesa a menos de 60 km de Innsbruck sin remontes? ¿Un turismo invernal sin esquí alpino?… ¿Seguirán viniendo los turistas?

Estrategia tradicional de las estaciones: ¡más dominio esquiable!, ¡más kilómetros de pistas!…¿Y el impacto ambiental? ¿Y el paisaje en verano?. Foto: ampliación en Formigal, 2004.
Una vez desmontados los remontes, el municipio empezó a promocionarse como un lugar diferente, sin montañas cosidas con cables, alejado del bullicio del esquí alpino, y con una oferta basada en: esquí de fondo, excursiones con raquetas, esquí de montaña, paseos con trineo y un Kinderland. Este Kinderland, que refuerza la oferta para familias, es un lugar donde los niños pueden jugar con la nieve y aprender a esquiar con ayuda de una cinta transportadora.

El esquí de fondo y el esquí de montaña son deportes mucho más sostenibles que el esquí alpino. Foto: Llanos del Hospital, Benasque.
La primera temporada invernal sin remontes fue mala, algunos hoteleros dicen que tuvieron un 20% menos de ocupación. La segunda temporada, 2012/2013 fue bastante mejor y en la temporada 2014/2015 ya se han alcanzado los niveles de ocupación que tenían antes de quitar los remontes*. También ha cambiado el tipo de clientes, con turistas que prefieren encontrarse un ciervo en el bosque mientras pasean con raquetas, a una interminable fila de esquiadores esperando coger el telesilla. Familias con niños y gente mayor son los visitantes que más han aumentado. Además, el municipio ya no tiene el lastre económico que suponía el matenimiento de las antiguas instalaciones, y la belleza del entorno ha mejorado mucho sin las torres ni cables de los telesillas. Esta mejora se hace especialmente notable en los meses de verano, atrayendo a más turistas en la época estival.
Reflexión Final
Menos mal que por fin hay una estación de esquí que apuesta por un marketing diferente y rompe con el tradicional modelo de ofertar más y más kilómetros esquiables, sin tener en cuenta el coste medioambiental y paisajístico que esto supone para el entorno. Menos mal que por fin alguien se atreve a demostrar que se puede ofertar un turismo de nieve mucho más sostenible, sin que dejen de venir los turistas. Menos mal que por fin alguien se atreve a tener ideas nuevas y a renunciar a costosísimas inversiones en telesillas y remontes, que al final, se convierten en «elefantes blancos». Aunque quizás lo verdaderamente costoso sea eso, tener nuevas ideas, romper viejos paradigmas y salir a intentarlo.
*Fuentes:
X:enius/ARTE: Hat Skifahren eine Zukunft? 30.3.2015