¿Prendas de montaña sostenibles? Cinco consejos para orientarte!

Lo verde está de moda, pero no siempre los reclamos de los fabricantes tienen un trasfondo de sostenibilidad real.

En este artículo vemos los cinco puntos fundamentales que has de mirar si quieres impactar positivamente en el medio ambiente con tu poder de compra. 

Entrar en una tienda especializada y encontrar ropa de montaña “sostenible” se puede convertir en una auténtica labor de investigación. En primer lugar hay una cierta confusión en cuanto a qué significa “ropa de montaña sostenible”, y en segundo lugar nos encontramos con una jungla de etiquetas, certificaciones y estándares que complican la tarea.

Por si fuera poco, las actuales estrategias de marketing de las grandes empresas outdoor pasan por afirmar que “nosotros somos los más eco”, con muchos casos de “greenwashing”, lo que hace que el usuario se vuelva muy escéptico ante tanta propaganda “verde”.

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A nivel global hay una tendencia muy clara hacia lo sostenible que afecta a todos los sectores. El movimiento es tan fuerte que hasta una archiconocida multinacional de hamburguesas ha cambiado sus colores corporativos de rojo-amarillo a verde-rojo, decorando actualmente sus locales con tonos marrones y verdes, en aras de parecer más sostenible.

Como dice Jeremy Cardona, autor del libro “Sustainability: A History”: vivimos en la era de la sostenibilidad, aunque no vivimos de manera sostenible.

El sector de la ropa outdoor ha ignorado durante mucho tiempo este importante desarrollo, con notables excepciones como Patagonia, que ya desde hace años se posicionaba en el mercado como el adalid de la sostenibilidad.

En el año 2012 Greenpeace publicó en Alemania un estudio denunciando la peligrosidad de los PFCs, compuestos químicos contaminantes que se usan masivamente para impermeabilizar la ropa técnica. Esta publicación fue un escándalo, ya que la mayoría de las marcas de outdoor, que se dirigen a un público mayoritariamente amante de la naturaleza y que en su propaganda utilizan fotos de idílicos paisajes, estaban al mismo tiempo contaminando peligrosamente el terreno de juego de los usuarios.

Desde entonces, sobre todo gracias a la presión de esta ONG, de los medios de comunicación y de consumidores cada vez mejor informados, se ha producido un espectacular desarrollo en este ámbito.

¿Qué es ropa de montaña “sostenible”?
Podría parecer que el concepto de “sostenible” es algo nuevo, moderno, incluso “hipster”, pero nada más lejos de la realidad.

Ya en el año 1713 aparece por primera vez esta idea documentada en el libro “Sylvicultura oeconomica” de Hans Carl von Carlowitz. En este innovador manual de ingeniería forestal, se advierte del grave peligro que supone cortar cada año más árboles de los que el propio bosque puede regenerar.

La RAE explica que el concepto de “sostenible” pasa por ser algo que se puede mantener durante largo tiempo.

La noción de sostenibilidad ha evolucionado mucho en los últimos años y aunque originariamente apareció exclusivamente enfocada a la ecología, actualmente es indisociable de factores sociales, económicos, medioambientales e incluso culturales.

Concretamente para la ropa de montaña, una definición no académica pero útil sería: aquella ropa para deporte al aire libre que ha sido fabricada respetando el medio ambiente y los derechos de los trabajadores. El factor económico de la sostenibilidad afectaría en este caso sólo a la empresa, que no podría perdurar en el tiempo si económicamente no fuera rentable.

Vemos a continuación los conceptos básicos para valorar si una prenda es o no sostenible:

1) DURABILIDAD
Como ya hemos visto, la durabilidad es la piedra angular de la sostenibilidad. Por ello, el diseño de una chaqueta técnica o de un pantalón es el factor más influyente para que pueda ser sostenible. Resulta esencial que la prenda esté pensada y diseñada para durar, que se pueda reparar y que finalmente se puede reciclar. Lamentablemente, nuestra actual cultura de usar y tirar se basa justo en lo contrario.

Una cremallera rota, un agujero en el tejido, o una goma de ajuste suelta, deben ser fácilmente arreglables y no la causa de tener que comprar una prenda nueva. El adecuado mantenimiento es fundamental para que cuando una chaqueta pierda impermeabilidad no la tengamos que cambiar.

Por ejemplo, la empresa Nikwax ofrece unos tratamientos impermeabilizantes sin PFCs que nos ayudan a mantener las mejores prestaciones de nuestra ropa técnica durante muchos años.

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El famoso “cradle to cradle” (de la cuna a la cuna) es el mejor ejemplo de diseño y durabilidad. Se basa en la idea de que al final del ciclo de vida de un producto, las materias primas originales empleadas en su fabricación se pueden volver a emplear para fabricar el mismo producto de nuevo, en una especie de círculo sin fin en el que no se generaría basura.

También hay algunas empresas que se escudan en el concepto de la durabilidad para justificar el empleo de sustancias químicas contaminantes, ya que dicen que son las únicas que garantizan el poder disfrutar muchos años de las mejores prestaciones. Por suerte, alternativas más ecológicas ya han demostrado que pueden ser igual de competitivas y duraderas que las demás.

La marca californiana Patagonia ha hecho varias campañas basándose en la durabilidad, con eslóganes como: “If you don’t need it, don’t buy it” (si no lo necesitas, no lo compres) o “If it’s broke, fix it” (si está roto, arréglalo).

Otras empresas como los alemanes de Vaude publican tutoriales en youtube para explicar cómo cambiar una cremallera o incluso ofrecen seminarios donde puedes aprender reparaciones básicas.

Así que ya tenemos el primer punto: comprar ropa de calidad que dure y que se pueda reparar fácilmente. No te olvides de invertir en el mantenimiento de la misma, utilizando los productos adecuados para alargar su vida útil.

2) USO
Antes de comprar ropa técnica es fundamental preguntarse para qué la voy a usar. No tiene sentido adquirir una chaqueta pensada para atravesar la Antártida con esquís, si la voy a utilizar para pasear al perro cuando llueve. Esto es igual que matar moscas a cañonazos y en este caso el problema es que cuanto más técnica es la ropa, más impacto en la naturaleza produce su fabricación.

Cuantas más prestaciones me ofrezca esa prenda, normalmente más productos químicos necesita.

Es exagerado comprar material que aguanta columnas de agua monzónicas, si mi principal actividad es senderismo por el Moncayo, y lo que puede ser vital para un alpinista en la norte de las Jorasses, es superfluo en contextos más domésticos.

Por cierto, hay una tendencia por parte de algunas marcas de intentar convertir la ropa supertécnica de montaña en ropa de ir por la ciudad, para así ganar más clientes, pero esto es una irresponsabilidad ecológica.

Segundo punto: preguntarse ¿para qué tipo de actividades necesito esta ropa?

3) FIBRAS NATURALES VS: FIBRAS SINTÉTICAS
El tema de la sostenibilidad es un asunto muy complejo en el que pocas veces se encuentran soluciones de blanco o negro. El tema de las fibras es uno de los más complicados.

Usemos el ejemplo del poliéster: fibra plástica derivada del petróleo que para su fabricación requiere mucha energía, pero muy poca agua en comparación con el algodón. Material resistente y por lo tanto durable, así como fácilmente reciclable (ya sea obtenido de botellas de plástico PET o de prendas ya usadas). Actualmente es utilizado masivamente en la fabricación de todo tipo de ropa deportiva. Sin embargo, resulta que cuando lavamos nuestras prendas de poliéster en la lavadora, se desprenden hilos de plástico muy pequeños (microfibras) que no pueden ser atrapadas por los filtros normales y que terminan llegando al mar, provocando un grave problema ecológico. Además, cuanto más vieja es la prenda que lavamos, más microfibras se desprenden durante el lavado.

La organización americana “The Story of Stuff” denunció este problema el año pasado con un interesante vídeo que podéis ver en Youtube. Algunas empresas de outdoor ya están recomendando lavar el material de poliéster lo menos posible. La otra opción es lavarlo metido en una bolsa de algodón, que retendrá las microfibras de plástico liberadas. Así que, como vemos, e un material que permite un buen reciclado, pero que a la vez provoca otro tipo de problemas.

Lo de «lavarlo lo menos posible» lo habéis leído bien, porque con la introducción de fibras producidas con restos de café y la implementación de tratamientos como el de polygene, se evita la proliferación de bacterias y de malos olores, siendo en ocasiones suficiente con «airear» la ropa al aire libre.

Y esto pasa en muchas ocasiones en la sostenibilidad, la aparición de efectos no deseados e inesperados tras la introducción de una innovación.

Por otro lado, el algodón vuelve a tomar protagonismo, mezclado con fibras sintéticas, o en su versión de algodón orgánico, muy agradable al tacto y especialmente recomendado para personas con piel sensible. Algunas empresas de outdoor ya están fabricando chaquetas muy técnicas gracias a combinaciones de fibras naturales como algodón, lana, maíz, ricino y tencel. La impermeabilización de estos tejidos se realiza frecuentemente con cera. El empleo de estos materiales reduce la huella ecológica de la prenda, ya que no se utiliza una materia prima limitada como es el petróleo, y además evitamos el citado problema de liberación de microfibras plásticas. Además, las fibras naturales no retienen tanto los malos olores como las sintéticas.

Junto con el tencel, materiales como la lana reciclada y el cáñamo están siendo cada vez más utilizados. En cuanto a las fibras sintéticas, cada vez nos encontramos con más nylon obtenido del reciclaje de redes de pesca.

Tercer punto: siempre que se pueda, es mejor elegir ropa fabricada con fibras naturales que con fibras sintéticas.

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Mono de esquí de montaña de la marca Ternua, premiado en la ISPO 2019, realizado con fibras recicladas obtenidas de antiguas redes de pesca

4) PFCs
Los PFCs son unas sustancias químicas, apenas biodegradables, que se utilizan para la impermeabilización de la ropa de montaña. Después de unos años de transición en los que varias marcas ya no usaban PFOS (un tipo de PFCs), pero seguían usando PFHxA (otro tipo de PFCs), parece que por fin se está dando el paso definitivo, y cada vez hay más colecciones completamente libres de PFCs.

Por poner un ejemplo, los alemanes de Vaude han lanzado una nueva membrana impermeable y transpirable, la Ceplex Green, libre de PFC’s.

Además, la empresa americana GORE (fabricantes de la famosa membrana) ha anunciado que renunciarán completamente al empleo de PFCs en el año 2023. Parece que no tienen mucha prisa. (Más info sobre los PFCs en revista Desnivel nº 333).

North face acaba de presentar en la ISPO 2019 de Múnich su nueva colección «Futurelight» para la próxima temporada, que también está libre de PFCs.

Cuarto punto: compra ropa totalmente libre de PFCs.

5) SELLOS Y CERTIFICADOS
En los últimos años, el aumento de los sellos y certificaciones ecológicas ha sido exponencial, y en muchas ocasiones en lugar de clarificar lo que han conseguido es confundir más al comprador.

El agravante es que muchos de estos sellos se los inventan las propias empresas, sin que un certificador independiente sea el que lo conceda. Esto quita credibilidad y favorece el greenwashing.

Es urgentemente necesaria una homogenización de estándares y la eliminación de toda certificación que no sea independiente.

En cuanto a estándares ecológicos, la certificación más reconocida es la que conceden los suizos de Bluesign. Para obtener este sello, el impacto ambiental es auditado de manera independiente durante toda la cadena de producción textil. También quiero destacar el Global Organic Textil Standar (GOTS), certificado especialmente interesante cuando hablamos de algodón orgánico.

En cuanto a estándares sociales, el más importante es el sello de la Fair Wear Foundation, que es una ONG independiente que certifica las condiciones laborales de los trabajadores en las fábricas textiles.

Quinto punto: compra ropa que tenga sellos como el Bluesign, el GOTS o el de la Fair Wear Foundation.

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REFLEXIÓN FINAL
La sostenibilidad es un largo proceso que podemos equiparar a la ascensión de una gran montaña. Mientras algunas marcas todavía están en la fase de aclimatación, ya hay otras que están llegando al campo base avanzado. Entre la vanguardia de la expedición nos encontramos con Ternua, Vaude, Patagonia, Nikwax, Fjäll Räven, Páramo, Tierra, etc. Como consumidores podemos aportar nuestro granito de arena al éxito de esta empresa y ser consecuentes con nuestros valores, en la medida en que apoyamos con nuestro poder de compra las prácticas más sostenibles.

Enrique Zaragoza

 

ISPO 2018: premios ECO y lucha contra el microplástico

Un año más nos hemos pasado por la ISPO celebrada en Múnich para ver las últimas novedades del sector.

Coincidiendo con esta feria, se han cumplido 5 años desde que empecé a escribir este blog y la versión alemana del mismo. Es un «cumpleaños» importante, porque las estadísticas dicen que la mayoría de los blogs se abandonan en el transcurso del primer año de existencia, así que hay motivos para celebrarlo 🙂

Unos meses después del nacimiento de esta web, concretamente en agosto de 2013, publiqué el post que sigue siendo el más visitado de todos: «Ropa de montaña: una cuestión de química».

El detonante para que escribiera este artículo, que también fue publicado por la revista Desnivel, fue una campaña que había iniciado Greenpeace en 2012 contra los PFCs y su masiva utilización en la ropa de montaña.

Cuento esto, porque en aquel entonces casi ninguna marca de «outdoor» estaba comprometida con el tema, y este año he podido comprobar con gran satisfacción, que muchos de los fabricantes están en proceso de eliminación de estos contaminantes, o incluso ya han conseguido dejar de utilizarlos completamente.

Todavía queda por bastante por hacer, pero estamos en el buen camino.

Cada vez hay más marcas que ya no usan PFCs

Para mí, esta edición de la ISPO será el punto de partida de una nueva batalla ecológica en la fabricación de la ropa de outdoor: la lucha conta el microplástico.

Poco a poco se empieza a ser consciente de un nuevo problema que hasta ahora era apenas conocido. Como os expliqué en este post del año pasado, hoy en día la mayoría de la ropa de montaña está fabricada con poliéster, que en muchas ocasiones proviene del reciclado de botellas de plástico.

El problema es que cada vez que  lavamos estas prendas sintéticas, se desprenden hilos de plástico muy pequeños (microfibras), que va a parar directamente a la red de agua. Al tener menos de 1 mm de tamaño, parece ser que superan los filtros habituales y acaban llegando al mar.

¿Qué podemos hacer para evitar este problema?

  • Comprar preferentemente ropa fabricada con fibra natural: algodón, lana, etc. Los alemanes de Vaude acaban de anunciar que para combatir este problema van a empezar a usar Tencel © (una fibra natural derivada de la celulosa) en la fabricación de chaquetas de su colección Green Shape, en sustitución de las habituales fibras sintéticas.

Nueva campaña de Vaude: «Evitamos microplástico en el mar» –

  • Comprar ropa que haya sido tratada con el sistema de Polygiene en la fabricación. Este tratamiento, aplicado en la última fase de elaboración del producto, reduce mucho los malos olores producidos por el sudor, y hace que no sea necesario lavar la ropa con tanta frecuencia. Se lava menos, pero se airea más. Marcas Como Patagonia o Trangoworld aplican este acabado en alguna de sus prendas.

Steve Richardson de la empresa Polygiene ofreció una magnífica conferencia. Según explicó, en cada lavado se pierden hasta 2 gramos de tejido en un forro polar. Suponiendo que lo lavemos una vez a la semana durante un año, perderemos 20% de las fibras del mismo transcurridos los 12 meses. Ampliar foto.

  • Utilizar una bolsa de lavado con malla muy pequeña para nuestras prendas de tejido sintético. La marca alemana Langbrett, que por cierto importa su lana del Pirineo, ha puesto en marcha una excelente iniciativa contra el microplástico, con el nombre de «Guppyfriend». Más información aquí.

Bolsas de lavado para tejidos sintéticos que recogen las fibras desprendidas.

A continuación os adjunto unas fotos con los premios a los mejores productos ECO (“Eco Responsibility Award”) de este año, y con otras curiosidades que nos hemos encontrado en la feria:

Premio «ECO Achivement Apparel:  Röjk Superwear

El premio «ECO Achivement Apparel» (vestimenta) se lo han llevado los suecos de Röjk Superwear. Como siempre, las marcas nórdicas en la vanguardia de la sosteniblidad.

Premio ECO Achivement Hardware: Grown

Los suizos de Grown se han llevado el premio «ECO Achivement Hardware» con unos preciosos esquís. Más información sobre esta interesante marca aquí

Premio ECO Achivement Brand: Vaude

Vaude se llevó un merecido premio «ECO Achivement Brand», ya que esta empresa familiar alemana, capitaneada por la carismática Antje von Dewitz, ha hecho de la sosteniblidad su valor y estrategia más importante.

Stand de la marca NZero junto a una tabla de la marca Bextremeboards

En la zona que la ISPO organiza para presentar ejemplos de sostenibilidad, nos encontramos con tres marcas españolas, ya habituales en esta feria:

  • NZERO, ganadora del premio ECO Achivement Accessories» en la edición del 2017, volvió a estar presente con sus ceras de esquiar libres de parafinas y fluorados. Más información aquí

  • Entrophy Resins EU: venden unos pegamentos que permiten fijar y posteriormente desmontar fácilmente todas las piezas, de por ejemplo unos esquís, para facilitar su reutilización.
  • Bextremeboards: ofrecen «eco-boards»

Pantalones de la marca Ternua

Entre las marcas de ropa de montaña españolas, Ternua es la que lidera el ránking de sosteniblidad.

Bicicletas de My Esel

Preciosas bicicletas con marco de madera de la marca austriaca My Esel («mi burro:) Fueron galardonados con el «ISPO Brandnew».

Cork Traction Pad de ecoProd

Máxima creatividad de los portugueses de ecoPro: utilizan los restos del corcho sobrante del troquelado de tapones de botellas, para fabricar la superficie antideslizante de las tablas de surf. Lo han bautizado con el nombre de «Cork Traction Pad». Genial.

Uno de los carteles de los maestros de la comunicación de Patagonia

Divertida publicidad de The North Face

Zero Waste!

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Compromiso de la empresa GORE para eliminar los PFCs de sus tejidos

Tal y como informa  la edición digital de la revista DESNIVEL en esta noticia, por fin hay un compromiso en firme por parte de la empresa americana GORE (fabricantes de la archiconocida membrana Gore-Tex) para eliminar los productos químicos contaminantes «PFCs» de su cadena de producción. Esta es la buena noticia, la no tan buena es que la fecha que se han marcado para cumplir este objetivo es el año 2023.

Hace casi 4 años, inspirado por el entonces novedoso informe de Greenpeace en Alemania, publiqué en este mismo blog el artículo «Ropa de montaña: una cuestión de química», en el cual denunciaba el uso de sustancias químicas contaminantes en la fabricación del material técnico de montaña (principalmente en chaquetas, pantalones, botas y guantes). Los análisis de Greenpeace habían demostrado que las sustancias químicas «PFCs», empleadas para conseguir tejidos impermeables y transpirables, tenían peligrosas consecuencias para el medio ambiente debido a sus peculiares propiedades. Hasta entonces, los PFCs se estaban usando de manera masiva en la fabricación de material Outdoor, concretamente para la elaboración de la membrana interna impermeable y para los tratamientos repelentes de la superficie en ropa y calzado.

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En los últimos años, gracias a la presión mediática y a una creciente conciencia medioambiental por parte del consumidor, las marcas se han visto obligadas a tomar cartas en el asunto. Algunas de ellas ya fabrican sus productos completamente libres de PFCs, como  FjallravenPyua RadysRotauf y Paramo. Membrana impermeable sin PFCs ofrece desde hace años la empresa Sympatex, y tratamiento repelente exterior los británicos de Nikwax. Sin embargo, la multinacional GORE había estado alegando hasta ahora, que sin el uso de PFCs no se podían conseguir los estándares de calidad que ellos perseguían en cuanto a repelencia al agua y al aceite de sus tejidos, y que por eso «tenían» que seguir usándolos.

Sin duda es una buena noticia, que confirma que cuanto más y mejor informados están los consumidores, más presión tienen las marcas para fabricar de manera sostenible. Así mismo, el papel de organizaciones independientes como Greenpeace y el de los medios (revistas, blogs, etc.) es fundamental para denunciar malas prácticas, concienciar  a los usuarios y motivar a las empresas para mejorar cada día.

 

Ceras ecológicas para esquiar

Ahora que estamos en plena temporada invernal, es el momento de disfrutar de la nieve con deportes sostenibles como son el esquí de montaña y el esquí de fondo. Tener los esquís bien encerados es fundamental para poder deslizarse adecuadamente, o bien para «agarrar» la nieve en el caso del esquí de fondo clásico, y así aumentar las prestaciones y la diversión de la experiencia.

Hay dos tipos de encerado:

  • Encerado en frío: dura muy poco, apenas unas bajadas, ya que la cera no se introduce bien en la suela del esquí/tabla, y el rozamiento con la nieve la desprende rápidamente. Se utilizan para momentos puntuales y las suelen vender en envases con aplicador, como la crema para los zapatos.
  • Encerado en caliente: se utilizan unas ceras sólidas (en bloque o en polvo) y por eso hace falta una plancha que nos permita deshacerlas con ayuda del calor, para así poder aplicarlas adecuadamente. Es un encerado que dura mucho más y que hidrata profundamente el material, ya que la cera penetra mejor en la suela.

Como habéis visto, las ceras que necesitamos para encerar «en frío» o para encerar «en caliente» son diferentes, y dentro de estas dos categorías también hay una amplia variedad de ceras para los distintos tipos de nieve que nos podemos encontrar: desde nieve polvo muy fría (-15 hasta -30ºC), hasta nieves más húmedas y con más temperatura( -5 a 0ºC).

Ceras NZero

Quizás os hayáis preguntado alguna vez de qué material están hechas estas ceras. Pues bien, resulta que la gran mayoría de ellas se fabrican con Parafina, un derivado del petróleo, y con mucha frecuencia se les añaden aditivos como el flúor, para que repelan mejor al agua. Actualmente encontramos incluso ceras «altamente fluoradas», que en un principio se usaban sólo en competición, pero que con el tiempo han llegado al gran público. Por desgracia, el añadido de flúor se consigue gracias a los perfluorocarbonos o PFCs. Los PFCs son una familia de compuestos químicos que  debido a sus enlaces de carbono y flúor, tienen unas propiedades físicas muy peculiares (impermeables, antiadherentes, ignífugos, etc.). Lamentablemente, estos enlaces químicos son tan estables que apenas resultan biodegradables, lo que los convierten en unos potentes y peligrosos contaminantes.

Ya hemos comentado que al esquiar se va desprendiendo la cera y se va depositando en la nieve. En cuanto las altas temperaturas provocan el deshielo, esos restos de cera se juntan con el agua y pasan a formar parte de las aguas subterráneas o de los ríos.  Ahora imaginaros lo que pasa con la calidad del agua que estos ríos transportan a nuestras casas, si los miles de esquiadores que cada invierno se deslizan por las pistas utilizan unas ceras que contienen productos contaminantes como los PFCs, que son bioacumulables y apenas biodegradables. Aunque apenas se dejen unos gramos de cera en cada visita, tenemos que tener en cuenta que al año en el mundo se producen más de 300 millones de visitas a estaciones de esquí.  No es por tanto de extrañar, que Greenpeace en su último estudio haya encontrado restos de PFCs en las «zonas más remotas» de la tierra.

El otro grave problema que nos encontramos con estas ceras fluoradas lo padecen especialmente los profesionales del esquí que se pasan horas encerando y cuidando del material. Resulta que el vapor de flúor es tóxico, y los que hayáis probado a encerar en caliente con una plancha, habréis tenido la experiencia de ver cómo se liberan unos vapores durante el proceso, que no huelen especialmente bien. Usar mascarilla, protegerse los ojos y estar en un lugar muy bien ventilado es fundamental para trabajar con este tipo de ceras, pero aún así, esto no garantiza la protección total de la salud como varios estudios* han advertido.

Pero no todo son malas noticias, porque por suerte ya tenemos alternativas más ecológicas. Una empresa catalana con el nombre de NZero nos ofrece unas ceras fabricadas con extractos vegetales, libres de parafina y de PFCs.

Productos NZero

Las características de estas ceras «ECO», según el fabricante, son:

  • 100% ceras vegetales: Todas las ceras están hechas con ingredientes 100% naturales. La base es una mezcla de soja, maíz y extractos naturales,  sin el añadido de aditivos tóxicos.
  • 0% parafinas y fluorados: estos productos están 100% libres de hidrocarburos, parafinas y otros contaminantes.
  • 0% humos y vapores tóxicos: al encerar en caliente producen menos emisiones, y las mismas no son tóxicas.

Enhorabuena a NZero por esta innovación, que no sólo cuida nuestro material, sino también el medio ambiente y nuestra salud. Más información sobre esta empresa aquí

*Para ampliar información sobre el tema, os dejo aquí un interesante artículo en inglés.

 

 

 

 

Ropa de montaña: una cuestión de química

Durante la búsqueda de información para el anterior artículo de este Blog, hubo un dato que encontré en varias ocasiones y que consiguió despertar mi curiosidad: la utilización generalizada de los Perfluorocarbonos (PFCs) en la fabricación de material técnico de montaña. Pero… ¿Qué son los PFCs? ¿Para qué sirven? ¿Por qué los utilizan las empresas de material de montaña? ¿Qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente? Con la intención de arrojar un poco de luz sobre este asunto, trataré de responder a estas y a otras preguntas en las próximas líneas.

En noviembre de 2012 Greenpeace publicó un informe en Alemania (“Chemie für jedes Wetter” – Literalmente: “Química para todo tiempo”) donde denunciaba el uso generalizado de estas peligrosas sustancias químicas llamadas PFCs en el proceso de elaboración de la ropa de montaña. Empresas líderes del sector como North Face, Jack Wolfskin, Patagonia, Marmot, Vaude, etc. siguen usando en mayor o menor medida los PFCs.

Los PFCs son una familia de compuestos químicos que  debido a sus enlaces de carbono y flúor, tienen unas propiedades físicas muy peculiares (impermeables, antiadherentes, ignífugos, etc.). Lamentablemente, estos enlaces químicos son tan estables que apenas resultan biodegradables, lo que los convierten en unos potentes y peligrosos contaminantes.

En la fabricación de la ropa técnica de montaña se utilizan principalmente de dos maneras:

    1. Para la elaboración de la membrana interna impermeable. Gracias a su estructura microporosa, esta membrana producida con PFCs es resistente al agua y transpirable. La  más famosa es el Gore-Tex, fabricada con un fluoropolímero (PTFE), más conocido como Teflón.
    2. Para el “Durable Water Repellent” o tratamiento repelente de la superficie del tejido. Las chaquetas técnicas de hoy en día son resistentes al agua e incluso a las manchas de aceite y grasa. Esto lo consiguen gracias a un tratamiento exterior realizado con PFCs, que es el que logra que las gotas de agua resbalen por la superficie como si fueran perlas. El objetivo de este tratamiento es evitar la saturación de agua de la capa externa, que provoca un descenso de la capacidad de transpiración de la prenda.

(Foto: mi vieja chaqueta todavía conserva el tratamiento impermeabilizante exterior).

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PROBLEMÁTICA

Greenpeace denuncia en su informe que durante la fabricación del material textil técnico, y con la ya mencionada utilización de los PFCs durante la cadena de producción, las fábricas vierten al medio ambiente (principalmente al agua) estos compuestos. Al ser apenas biodegradables e incluso acumulables en el cuerpo humano (bioacumulables), se detectan en muestras de sangre en todo el mundo, e incluso hasta en los hielos polares. Algunos estudios recientes en humanos han demostrado su implicación directa en daños al sistema inmunológico e incluso en una mayor incidencia de cáncer, ya que pueden afectar al sistema hormonal. En esta web de la empresa Nikwax  encontraréis una información más detallada sobre este tema, que incluye las referencias a diferentes estudios realizados.

Los PFOS (un tipo de PFCs, ver glosario al final), están prohibidos en la Unión Europea desde 2008, aunque con excepciones (el sector textil es una). En Estados Unidos no está prohibido su uso, aunque sí está regulada la concentración máxima de estas sustancias químicas en el agua potable. La «Enviromental Protection Agency» (EPA) dice en su informe de Mayo de 2012 que faltan más estudios que confirmen con certeza los posibles efectos adversos en humanos (la mayoría de estudios lo han demostrado en animales) y que para determinados usos muy técnicos, según indican, todavía no hay alternativas reales. De lo que no deja ninguna duda la EPA es de que se acumulan en el cuerpo humano, donde según informan pueden estar hasta 4 años. (Documento completo de la EPA sobre este tema en inglés, Marzo 2014)

ALTERNATIVAS

Hoy en día, ya tenemos alternativas en el mercado libres de PFCs y de prestaciones similares. La alternativa a la membrana PTFE (Gore-Tex) es la membrana de poliéster (por ejemplo Sympatex). La empresa Jack Wolfskin también ha desarrollado su propia membrana impermeable de poliuretano libre de PFCs: Texapore (aunque siguen usando PFCs para el DWR). Para el tratamiento exterior impermeable libre de PFCs, ya tenemos productos de empresas como Nikwax, Purtex o Schöeller.

Actualización noviembre 2017: las siguientes marcas han dejado de utilizar completamente los PFCsFjällräven (Suecia), Pyua (Alemania), R’Adys (Suiza), Rotauf (Suiza), Dannah (Inglaterra) y Paramo (Inglaterra).

RESUMEN

Este es un tema muy complejo en el que lo único que está claro es que falta transparencia y sobra hipocresía. Muchas de las empresas de artículos deportivos de montaña venden una imagen idílica de deportistas con su material en entornos naturales de gran valor ecológico, mientras que en los procesos de fabricación de estas mismas prendas se contamina gravemente de manera sistemática. Por eso, entre otras razones (costes, etc.), la mayor parte de la producción se realiza en países como China o Bangladesh, donde los estándares medioambientales son muy bajos en comparación con la Unión Europea.

Por otra parte, sería injusto no reconocer que muchas empresas están haciendo esfuerzos para producir más ecológicamente. Por ejemplo, Vaude ya sólo utiliza membranas impermeables de poliéster (Sympatex) y los productos repelentes e impermeabilizantes de Nikwax son todos libres de PFCs. En cualquier caso, pienso que se deberían tomar las siguientes medidas:

      1. Aumentar la información. Las empresas de outdoor deberían ser más transparentes, comprometerse seriamente con la protección del medio ambiente a través de una producción lo más sostenible posible e informar públicamente (por ejemplo en su web) de su postura ante la utilización de los PFCs y de otros contaminantes que puedan afectar a la cadena de producción.
      2. Sustituir progresivamente todos los productos que contengan PFCs por una alternativa más ecológica. Como se ha visto, ya existen otras opciones menos perjudiciales para la naturaleza y con productos que no se acumulan en el cuerpo humano.
      3. Como usuarios: usar las prendas técnicas el mayor tiempo posible es fundamental. Antes de comprar, pensar el uso que le vamos a dar (subir al Everest o pasear al perro por el parque) porque quizás no necesitemos una prenda tan técnica. Informarnos activamente y apoyar a las empresas que más se comprometen con la protección de la naturaleza.

GLOSARIO para perderse lo menos posible…

Fluorocarbonos: compuestos químicos con enlaces carbono-flúor. Los PFCs (Perfluorocarbonos) forman parte de esta familia. Los CFCs (Clorofluoroarbonos) también forman parte de esta gran familia de compuestos, inicialmente se usaban como refrigerantes en las neveras, pero cuando se demostró que destruían la capa de ozono, fueron prohibidos por el protocolo de Montreal.

Perfluorocarbonos (PFCs): familia de compuestos perfluorados, en los cuales han sido sustituidos los átomos de hidrógeno por flúor. Forman parte de estos compuestos los PFOA, los PFOS, los PFHxA, los fluoropolímeros, etc.

Perfluoroctano (PFO): encontramos de dos tipos, el PFOA y el PFOS. Usados ampliamente para el DWR (“Durable Water Repellent”) o tratamiento exterior de las prendas técnicas. El PFOS (Sulfonato de Perfluoroctano) es un compuesto muy poco degradable y bioacumulable. Dada su peligrosidad está prohibido en la Unión Europea desde 2008, pero con excepciones. En la industria textil, por ejemplo, se permite su empleo desde 2009 en hasta 1μg por metro cuadrado de tejido (Convención de Estocolmo). Por el contrario, el uso del PFOA no ha sido todavía regulado.

Perfluorohexano (PFHxA): de cadena más corta que el PFO (6 carbonos en lugar de 8) es utilizado para el DWR por varios fabricantes de prendas de montaña con el fin de sustituir a los controvertidos y peligrosos PFOs. Sin embargo, hay estudios que también apuntan a que son igualmente peligrosos y contaminantes.

Fluoropolímeros: el más utilizado por la industria del Outdoor es el Teflón o Tetrafluoretileno (PTFE), usado para fabricar la membrana impermeable de la mundialmente conocida marca comercial Gore-Tex. La empresa Gore, que se encarga de su comercialización, se justifica en su página web:

«Ningún proceso de fabricación está totalmente libre de emisiones e impacto medioambiental; sin embargo, la división textil de W. L. Gore & Associates realiza esfuerzos importantes para minimizar el efecto de nuestros procesos de fabricación en el medio ambiente».

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Si bien es cierto que en toda fabricación hay un impacto ambiental, no es menos cierto que hoy en día ya existen alternativas más ecológicas y menos contaminantes que el uso de los PFCs, y esto es algo que la empresa Gore debería empezar a tomar en consideración. No quiero dejar de recordar lo ocurrido con las sartenes: hace unos años el teflón era fantástico porque impedía que se pegase la comida y ahora resulta que estas sartenes son peligrosas porque a determinadas temperaturas y según las condiciones, liberan sustancias que pueden ser cancerígenas. Actualización febrero 2014: el pasado mes de diciembre, la empresa Gore emitió un comunicado diciendo que ha dejado de utilizar el PFOA en la producción de su membrana PTFE. Lamentablemente, siguen utilizando PFHxA. Actualización febrero 2017: la empresa GORE se ha comprometido a eliminar todos los PFCs de su cadena de producción en un programa de dos fases que concluye en el año 2023.

Poliéster: material derivado del petróleo, lo cual no es ideal al ser este un recurso natural limitado, pero permite reciclar el producto y no utiliza PFCs. Una membrana impermeable realizada con poliéster es la comercializada por Sympatex.

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FUENTES

    1. “Chemie für jedes Wetter” – Greenpeace Deutschland, Octubre 2012
    2. Fluorocarbonos – Nikwax.
    3. „Vier Wochen danach: Was bleibt von der Greenpeace Detox-Campaign?“ – Blog Gut Gerüstet von Jan-Christoph Rudowicz.
    4. Emerging Contaminants Fact Sheet – PFOS ans PFOA – United States Enviromental Protection Agency (May 2012).
    5. Wikipedia para el resumen del glosario.